jueves, 3 de julio de 2014

ESTO SE NOS VA DE LAS MANOS


Esto se nos va de las manos. El sistema social se nos va. Castilla y León se empobrece y vacía a velocidad de hemorragia letal. Quizá es hora de responder, de echar el resto en encontrar salidas. Demasiadas noticias desalentadoras en pocos días, en un inicio de verano que, como la supuesta salida de la crisis, no se ve.
Nos quedamos sin relevo generacional. Como detalla esta noticia, hay más muertes que nacimientos en esta Comunidad envejecida en la que cada vez quedan menos mujeres en edad fértil dispuestas a asentarse y tener hijos. Los que están se van y no vienen otros de fuera a ocupar su lugar.
Y no es caprichoso esto de marcharse. No se trata de que los jóvenes o menos jóvenes salgan de Castilla y León, y del resto de España, por su carácter aventurero como dijo en su día la secretaria de Inmigración. La razón en buena parte es de la falta de empleo. Por más que las cifras frías digan que desciende el paro, la realidad nos pone delante contratos precarios, con sueldos que no llegan a mileurista, de alta temporalidad y otras condiciones que impiden llegar a fin de mes. Además, el 58% de los trabajadores de la Comunidad no confía en conservar su empleo (sólo el 42% lo hace), una inestabilidad que no permite a los vecinos hacer planes y proyectos vitales más allá de la fecha de final de contrato, y con cuidado.
La guinda en este pastel la pone el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que afirma despreocupadamente que en torno a "un millón de amas y amos de casa" se han apuntado en los últimos años a las listas del paro en España para ver si pueden cobrar algún tipo de subsidio. Es lo que tiene vivir en una burbuja alejada de la realidad. Cierto es que habrá amos y amas de casa que antes no buscasen antes un trabajo y ahora se hayan apuntado en las oficinas de empleo. Puede darse algún caso, que no un millón. Pero quizás también antes sus hogares podían vivir con un solo sueldo y ahora se vean en dificultad para llegar a fin de mes con uno o ningún miembro de la familia empleado.
No hay tiempo para lamentarse. Hay que buscar salidas.



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